Olor a chamusquina en el Real Madrid tras el tercer tropiezo seguido

Todavía no ha pasado ni un mes del clásico (26 octubre) y el Real Madrid ya ha dilapidado el crédito que le dio la mínima victoria ante los blaugrana (2-1). Tres tropiezos consecutivos (derrota en Anfield, y empates en la Liga en Vallecas y el domingo ante el Elche, 2-2) han avivado las críticas hacia Xabi Alonso, cada vez más cuestionado dentro y fuera del vestuario.
El elegido de Florentino Pérez para liderar la reconquista tras una temporada en blanco va perdiendo la confianza por momentos… cuando solo se llevan cuatro meses de curso y el Real Madrid sigue siendo líder de la Liga y está en el top 8 de la Champions. Aun así, “el proyecto ya no luce tan lustroso” –escribían ayer medios de la capital–. Huele a chamusquina en Concha Espina.
Panorama
Xabi Alonso está en el punto de mira por el juego discutible y cada vez con más carencias, la gestión de un vestuario incómodo con sus métodos, y las patatas calientes de Fede Valverde y Vinícius
Los tres tropiezos seguidos (2 puntos de 9) solo han hecho que airear las dudas que se venían gestando desde hace semanas, tras un inicio de era ilusionante. Unos fichajes de momento poco convincentes, algunos pagados a precio de crack para contrarrestar el efecto Lamine Yamal (170 millones por Mastantuono, Carreras, Huijsen y Alexander-Arnold –“juega sin pasión, no ha entendido la importancia del escudo blanco”, le reprocha Marca–), un juego discutible y cada vez con más carencias, y la complicada gestión de un vestuario incómodo con los métodos del tolosarra, y con dos patatas calientes, Fede Valverde (por la polémica de jugar de lateral derecho) y el indomable Vinícius (con continuos desaires al entrenador), señalan cada vez más a un Xabi Alonso que fue el escogido de Florentino Pérez, pero que ya no se considera tan idóneo para gestionar un vestuario tan peculiar.
Al técnico le cuestionan todo, sus tácticas, métodos, alineaciones o su falta de sintonía con el vestuario
Tras el empate en el Martínez Valero, salvada la derrota en el 87, la maquinaria mediática ha recrudecido las críticas sobre Xabi Alonso. Básicamente se le reprocha que no esté respondiendo al perfil que se le pedía: el entrenador que metiera en cintura a una plantilla que con Carlo Ancelotti estaba aburguesada, que se entrenaba poco y que hacía lo que quería. Esperaban del vasco, tras su gran trabajo en Leverkusen, que pusiera orden, que aportase modernidad en el juego, estructura táctica, una mejor preparación física… Y que controlase el gallinero.
Pero ni una cosa ni otra. Las decisiones técnicas de Xabi Alonso no se entienden ni gustan. Le cuestionan que monte alineaciones “extravagantes” como ante el Elche, con defensa de tres centrales, que entregue la dirección de juego a Güler y Ceballos, que deje en el banquillo a Vinícius, Valverde (por problemas físicos) y Camavinga –y luego tenga que recurrir a ellos en la última media hora–, que apenas confíe en Rodrygo, que solo cuente con 13-14 jugadores y margine a media docena, que el equipo presione poco, que no sepa jugar sin balón, que esté partido, que no tenga la velocidad vertiginosa que prometió, que no encuentre respuestas… “A Xabi Alonso se le va esto de las manos”, escribía ayer Marca , muy crítico con el técnico.
Dudas en el club
El técnico vasco ha ido perdiendo crédito en la plantilla y en el club, que duda de la idoneidad de Alonso, pero todavía no se plantea cambios
Desde el club blanco deslizan que los métodos de Alonso no acaban de encajar, que los jugadores no digieren bien las lecciones tácticas, el videoanálisis y las sesiones maratonianas de entrenamiento. No ocultan que hay una falta de sintonía entre los jugadores y el entrenador. Y Xabi Alonso no lo puede negar. “La relación va mejorando, tenemos más tiempo y más trato, ahora nos conocemos mejor. Vamos todos en el mismo barco”. Tópicos, mientras la plantilla se le escurre de las manos.
Las críticas internas filtradas no hacen más que poner al pie de los caballos al entrenador, debilitado al ser cuestionado por el club por la gestión con Vinícius, o discutido por su juego, sus métodos, por estar construyendo un equipo que involuciona, que no transmite, y que además tampoco gana.
Por todo ello, el presidente habría empezado a dudar de la idoneidad de Alonso, según fuentes cercanas al club. Algunos van más allá y sostienen que Florentino ya se habría arrepentido de haber entregado el banquillo al tolosarra.




