Una caja de bombones

El Río Breogán ganó dos de los últimos tres partidos al Barcelona. Una foto tan magnífica para los breoganistas como irreal y, desde luego, una visión muy sesgada de lo que marca la historia de los enfrentamientos entre estos dos equipos. En medio centenar de duelos, el triunfo solo fue para los lucenses en cinco ocasiones y solo una de ellas en el feudo azulgrana.
Esta es la realidad entre dos clubes que se manejan en esferas deportivas y económicas muy desiguales. Teniendo esto en cuenta hay que reconocer que cada triunfo del Breogán ante uno de los equipos de mayor capacidad, en todos los sentidos, de Europa no deja de ser un milagro deportivo. Pero en deporte estas situaciones inesperadas afortunadamente se producen de vez en cuando.
Y el Breogán buscará hoy un nuevo prodigio deportivo. Y debe hacerlo sin complejos. Siempre que se produce un enfrentamiento entre dos conjuntos de potencial tan dispar se recurre invariablemente a la misma idea, para que el débil tenga opciones tiene que alcanzar su mejor nivel y además que el rival tenga un mal día. Es la única forma de que exista cierta competitividad.
Pero en este momento hay que añadir un factor que necesariamente hay que tener en cuenta y que hace referencia a la irregularidad del conjunto azulgrana. Parafraseando a la madre de Forrest Gump se podría decir que los de Peñarroya están siendo hasta ahora como una caja de bombones, nunca sabes lo que te vas a encontrar.
Es decir, la primera incógnita estará en saber si el Breogán tendrá enfrente al equipo que perdió ante el Lleida, frente a un disminuido por las lesiones Dubái o anteayer en propia pista y casi con estrépito frente al Zalgiris, o al que se impuso la pasada jornada en Málaga, el que ganó en la cancha del Panathinaikos o de forma brillante, en competición europea, al Valencia.
En esta fase de gran irregularidad, la tónica la viene marcando el acierto de Will Clyburn y de Kevin Punter. Cuando no tienen el día el Barça deja de exhibir su gran capacidad ofensiva (entre Clyburn, Punter y Shengelia hacen más de 40 puntos de media) y entonces se encoge, se debilita y su juego pasa a ser espeso y poco fluido. Un equipo desdibujado.
Como sucedió durante toda la pasada temporada, las lesiones contribuyen a este momento del Barcelona, concretamente hoy no podrá contar con Juan Núñez, Nico Laprovíttola ni con Darío Brizuela. Pero aún con todo esto, nadie puede dudar de que el Barça dispone de calidad más que suficiente para imponerse a cualquier equipo de Europa y mucho más a uno del nivel del Breogán, cuyo presupuesto total no alcanzaría para pagar a dos de los jugadores de los que dispone Peñarroya.
El Breogán intentará aprovechar su oportunidad… en el caso de que surja. Los de Luis Casimiro deberán mantener la evolución mostrada en su juego desde la primera jornada. Es una buena señal el trabajo realizado en Zaragoza en la faceta defensiva, será necesario mantener aquel grado de intensidad, así como cierta solidez en el rebote y, desde luego, mejorar en un apartado que también fue deficitario en el último partido: es necesario limitar el número de pérdidas porque enfrente estará un equipo, el segundo en recuperaciones de la Liga, que si logra correr no dará opción.
Hay que considerar también el hecho de que el Barcelona afronta el partido después de una sonrojante derrota ante el Zalgiris que provocó la protesta de las gradas. Los de Peñarroya saldrán dispuestos a regenerar su imagen, lo que puede ser un arma de doble filo.
En un equipo tan irregular ese exceso de motivación puede llevarles a pasar por encima del rival o convertirse en un lastre más, porque la ansiedad por reivindicarse puede ser mala compañera de viaje, sobre todo si con el paso de los minutos el rival se mantiene en el partido. Será una baza que, llegado el caso, podría ser aprovechada por el Breogán.
En cualquier caso no hay que perder la perspectiva, es un partido muy difícil para el equipo lucense, casi tanto como que los aficionados breoganistas puedan ver este año un nuevo marcador en el Pazo o que se conozca un proyecto más o menos serio de ampliación de la instalación deportiva.




