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Alcaraz remonta por primera vez en las Nitto ATP Finals: “Un partido puede cambiar en cualquier momento”

El español se medirá a Lorenzo Musetti el próximo jueves

Por primera vez en sus tres participaciones en las Nitto ATP Finals, Carlos Alcaraz logró remontar un set en contra. Lo hizo ante Taylor Fritz, en un partido exigente, de casi tres horas, que midió tanto su tenis como su resistencia emocional. La victoria deja al murciano a un paso de las semifinales y también, en el plano matemático, a un partido de cerrar el año como No. 1 del PIF ATP Rankings.

El encuentro dejó varias lecturas, pero sobre todo una: Alcaraz ha aprendido a sufrir en Turín. “Un partido de tenis puede cambiar en cualquier momento”, explicó el joven de 22 años. “Cuando estamos dentro de la pista no nos damos cuenta de lo que va a suceder; nos estancamos en el presente. Si no hay buenas sensaciones, tendemos a pensar que nos vamos a quedar con ellas. Desde fuera se ve todo más fácil, pero al final, si insistes y mantienes un buen comportamiento, siempre va mejor. Hoy he acabado jugando mucho mejor.”

El momento clave, según él mismo, fue ese juego eterno de 14 minutos (con 2-3 en el segundo set) que logró mantener su servicio antes de romper el de Fritz en el siguiente turno. “Ahí cambió el partido”, reconoció.

Más allá de la reacción competitiva, el español analizó en detalle algunos de los aspectos técnicos que marcaron el duelo. Entre ellos, el revés paralelo, un golpe que ha adquirido protagonismo en sus dos primeros partidos en Turín. “Es algo en lo que hemos puesto mucho hincapié”, explicó. “En no ser siempre muy predecible tirando cruzado, sino hacerlo en momentos en los que el otro no se lo espera. Es un golpe donde normalmente el rival va cruzado, y ahí puedo coger la derecha, que es donde me siento muy cómodo. Lo hemos estado trabajando mucho y creo que está dando muy buenos frutos en este torneo.”

El revés paralelo fue, precisamente, uno de los recursos que le permitió abrir la pista ante un Fritz muy sólido desde el fondo. Pero Alcaraz también reconoció que hubo facetas mejorables, especialmente el servicio. “No me he sentido igual de cómodo que el primer día con Álex, sin ninguna duda”, admitió. “El saque es un arma muy importante. Te da mucha confianza luego para jugar de fondo, aunque sea un golpe independiente. Cuando tienes un buen porcentaje, juegas más tranquilo; cuando no, cuesta más, sobre todo si el rival te mete presión al resto, como ha hecho Fritz. Lo hemos intentado mejorar durante todo el partido, y creo que ha ido un poco a mejor, pero es algo que tenemos que seguir puliendo en cada encuentro.”

El desgaste físico también fue evidente. “Ha sido un partido muy exigente, tanto física como mentalmente”, confesó. “Estar tres horas fuerte, intentando no venirse abajo, evitando que los pensamientos negativos tengan más peso que los positivos, exige muchísimo. Y al final, acabas muy cansado. También he notado las condiciones diferentes, no por la pista, sino por el calor y la humedad. Eso influye mucho en un partido tan largo.”

Aun así, el murciano aseguró que el equipo ya está centrado en la recuperación de cara al último duelo de la fase de grupos. “Cuesta recuperar, pero tenemos un día de margen. Vamos a intentar hacerlo todo perfecto, al milímetro, para llegar en buenas condiciones al último partido, que es muy importante.”

La victoria ante Fritz no solo le permite tomar la delante del grupo, sino que también lo deja a un paso de sellar el No. 1 a final de año por segunda vez en su carrera. Sin embargo, Alcaraz quiso restarle presión al asunto. “Es algo muy bonito y un objetivo claro que he tenido desde principio de año”, reconoció. “Pero intentamos no pensar demasiado en el número uno, porque puede jugarte una mala pasada si le das mucha importancia. Puedes entrar al partido con una presión extra o no lidiar bien con los nervios. Si al final lo consigo, será algo muy importante y muy bonito, sobre todo compitiendo con Jannik, que es muchísimo más consistente y mantiene siempre un nivel altísimo. Pero preferimos centrarnos en el torneo y en jugar buen tenis indoor, que no es algo a lo que esté muy acostumbrado”.

Con dos victorias en Turín y, sobre todo, con la sensación de haber dado un salto en madurez competitiva, Alcaraz encara el cierre de la fase de grupos con una mezcla de alivio y ambición. Ha aprendido a sufrir, ha aprendido a esperar su momento y, sobre todo, ha demostrado que también en el indoor —esa superficie que antes le incomodaba— puede imponerse desde el carácter.

“Hoy he demostrado que puedo mantenerme ahí aunque las cosas no salgan bien al principio”, resumió. “Y me da mucha confianza para lo que viene”.

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