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El único galáctico

Esta noche en El Pireo jugamos frente al Olympiacos de José Luis Mendilibar uno de esos partidos lleno de mística que la vetusta Europa nos reserva cada tanto. Durante años, visitar el “infierno griego” suponía un reto de gallardía para todos los equipos que se enfrentaban contra los clubes helenos. Sin importar la disciplina, el deportista debía sudar sangre para ganarse sus laureles en la tierra de los grandes héroes y dioses. Paradójicamente, el Madrid de Xabi Alonso llega a la cita de esta noche con más pena que gloria. Los pupilos del tolosarra tienen una oportunidad inmejorable para demostrar su sed de victoria.

Volvimos del parón y las sensaciones futbolísticas no son buenas. Más allá del empate en el Martínez Valero, el Madrid no transmite gran cosa. En el arranque de la temporada nos podíamos escudar en los resultados. A pesar de la derrota dramática frente al Atlético, si alguien te recordaba la trayectoria del equipo, era bastante demoledor el argumento de que los resultados del equipo y la eficiencia de su juego prometían un horizonte futbolístico esperanzador.

podemos cuestionarnos el papel táctico de jugadores como Fran García. En el análisis reparto de notas, desde La Galerna se observaba lo siguiente: “No sabemos de qué jugó pero, fuera de lo que fuera, jugó mal”

Como suele pasar tras un parón de selecciones, el once que planteó Xabi Alonso fue sorprendente. Teóricamente partíamos con tres centrales, dos carrileros, una medular para jugar pero limitada físicamente y dos delanteros. Nombres poco habituales como Ceballos o Fran García volvían a la titularidad.

Las primeras impresiones al conocer la alineación no fueron muy buenas. Imaginando el dibujo y a partir de esos mimbres, poco bueno podía salir en una visita exigente como hoy es ir al Martínez Valero para medirse con el actual Elche de Eder Sarabia. Uno lleva suficiente tiempo viendo fútbol para predecir una “pájara” tras un parón de selecciones. El refranero nos recuerda que de mal vino nunca se ha hecho buen vinagre. El desaguisado estaba servido.

A toro pasado, podemos cuestionarnos el papel táctico de jugadores como Fran García. A ciencia cierta, no tenemos muy clara cuáles serían las indicaciones que el técnico le dio al simpático manchego antes de salir al campo, pero algo nos dice que conceptualmente no salió del todo bien. En el análisis del partido y posterior reparto de notas, desde La Galerna se observaba lo siguiente: “No sabemos de qué jugó pero, fuera de lo que fuera, jugó mal.”

Por tratar de dibujar una situación imaginativa y siguiendo la senda generosa de mi impresión sobre la gestión de titularidades y suplencias por parte de nuestro entrenador, estoy convencido que Fran García jugó de extremo izquierdo porque el tolosarra quería dar refresco a jugadores más castigados. ¿Y por qué Rodrygo estuvo todo el rato escorado por la derecha cuando se nos dijo que jugaría por la izquierda cuando Vinícius no estuviese? Supongo que Alonso busca darle minutos de calidad al brasileño en esa zona ahora que Mastantuono será baja por un tiempo.

Entiendo el debate sobre la meritocracia y otras observaciones. Por supuesto, cualquier consideración táctica es más legítima que mi apuesta por las rotaciones pero. puestos a buscar una explicación imaginativa, continúo con mi convencimiento: Alonso busca tener enchufados al mayor número de efectivos posibles.

Porque quedarse en el análsis del partido carece de exactitud. Si queremos ser justos, debemos evaluar la situación a nivel global. La dinámica del equipo no es buena. Por ello, creo que la raíz del problema es lo suficientemente profunda para pensar que se soluciona con cortes por los sanos.

No obstante, poco sirve buscar culpables o soluciones radicales. Es decir, entiendo que alguien crea que todo se soluciona con Jurgen Klopp o echando a los 25 jugadores de la primera plantilla. Es humano pensar que es cuestión de cromos, pero la lógica del deporte no respalda esta postura sentimental.

Es muy español eso de querer solucionar todo haciendo una “limpia”

Al contrario de lo que puede sostener un aficionado enfadado, en el fútbol como en la botánica funcionan mejor los esquejes. A partir de los fragmentos, se puede volver a rearmar un equipo. Muchas fases negativas de nuestra historia reciente así lo atestiguan. El Madrid del 2015 fue seguido del Madrid más ganador, o el bache de la temporada 2022/2023 fue rápidamente contestado por una plantilla que lo ganó todo a la temporada siguiente. Los mismos hombres y el mismo entrenador. Un par de fichajes y una baja tan importante como la de Karim Benzema. Quiero decir que el remedio para la enfermedad existe. Tenemos el ejemplo, apliquemos la receta.

Mucho se ha hablado estas semanas de si el madridista debe estar con su club y no anteponer a ningún jugador al equipo. Obviamente, todos coincidimos que ningún nombre está por encima del escudo. Sin embargo, detecto en redes algunos madridistas más aficionados a su entrenador que a sus jugadores. Esto sería el fenómeno opuesto a lo que tanto critican. La teoría que esbozan es que el entrenador debe tener mano dura, establecer una verdadera meritocracia y hacer una buena limpia en verano. Es muy español eso de querer solucionar todo haciendo una “limpia”.

El resto es tan fácil como hablar a toro pasado con el periódico del lunes. Todos podemos coincidir en posibles soluciones, pero las que suelen estar encima de la mesa son muy peregrinas. Por ello, conviene no volverse loco y guiarse por la razón. En este torbellino en que nada aporta, la figura de Florentino Pérez vuelve a resignificarse como faro. En la última Asamblea general, compareció un Florentino en plena forma con ganas de ajustar cuentas con los botarates del fútbol y recordar a propios y extraños quién es el Madrid. Muy recomendable la reseña que escribió Jesús Bengoechea sobre el acto: https://www.lagalerna.com/florentino-desencadenado/

La gestión de Florentino Pérez ha traído consigo más cosas positivas que negativas. Estamos en buenas manos. Parafraseando al inigualable Hugo Gatti, Florentino Pérez es el único galáctico de verdad, el único activo del club imprescindible. Todos los jugadores y entrenadores son suplantables.

Porque obviar nuestro último gran activo sería un error. Se empieza haciendo de menos la gestión del responsable de la segunda etapa dorada de nuestra historia y se acaba votando a un candidato campechano que promete traer consigo la españolización del Madrid con fichajes de renombre tipo Pablo Ibáñez o Santi Cazorla. Sé que suena chabacano, pero esto ya ha pasado y puede volver a suceder en cualquier momento. Es cierto que esto mismo lo hemos comentado muchas veces y luego nunca pasa nada, pero tanto chilla el pastor que algún día llegará el lobo de verdad.

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