Mastantuono desafina y Xabi se plantea robustecer el medio con Camavinga

Xabi Alonso afronta su primer ‘match-ball’ en contra como técnico del Real Madrid. Después de perder los dos partidos ‘grandes’ que ha jugado en el banquillo blanco con goleadas ante el París Saint-Germain (4-0) y el Atlético (5-2), el de Tolosa se juega su credibilidad ante el Barcelona en su primer ‘clásico’ al mando del Madrid. Alonso nunca ganó al Barça como jugador blanco y una derrota ahora haría tambalearse su proyecto, por más que tenga tres años firmados (dos más uno) con los del Bernabéu.
Señalado en el Metropolitano
Si ante el Atlético el vasco quedó señalado por el mal planteamiento y la mala gestión del partido apostando por un Bellingham sin ritmo en lugar de Mastantuono, ahora el dilema del técnico no recae en Jude. El gol del inglés ante la Juventus el pasado martes le ha resuelto a Xabi el problema que sufría con el británico, quien no termina de encajar en su pizarra. Desplazado Valverde al carril derecho, del que saldrá generando un problema cuando Carvajal le empuje fuera de ahí, el dilema de Xabi es la duda eterna del fútbol: taparse la cabeza o los pies con la manta de Tim.
Xabi se plantea robustizar el mediocampo con la entrada de Camavinga, jugador que le fascina por su dinamismo y su despliegue. El de Tolosa ya probó a Camavinga con Tchouameni el pasado domingo en Getafe con el resultado esperado. El Madrid ganó y se fue del Coliseum sin recibir goles. Pero ese día Alonso dejó en el banquillo a Arda Guler y este domingo la duda es si pertrechar más el mediocampo con Camavinga acompañando a Tchouameni, Guler y Bellingham, o mantener la estructura de tres arriba para apretar en la salida con Vinícius, Mbappé y Mastantuono, Rodrygo o Brahim.
Mastantuono no acaba de sintonizar
El argentino se ha convertido en el ojito derecho del donostiarra, quien ha elogiado públicamente su energía y su agresividad con y sin balón. Sin embargo, Franco no termina de ser desequilibrante, como sí lo son Vinícius (5 goles y 5 asistencias en 808 minutos) y Mbappé (15 y 2 en poco más de mil minutos). Mastantuono acumula 599 minutos en 11 partidos, en los que ha anotado un tanto y repartido una asistencia. La apuesta de Xabi no termina de cristalizar y eso invita a pensar que, en el caso de que apueste por mantener a tres jugadores arriba, podría entrar Rodrygo (dos asistencias sin gol en 298 minutos) o un Brahim que siempre cumple, con un gol y dos asistencias en 327 minutos.
Además, la apuesta de Xabi por Mastantuono desde su llegada ha despertado recelos en el vestuario porque contradice el discurso de Alonso de mantener la meritocracia en el once. Hay jugadores que no entienden su obsesión con el argentino, porque Brahim, por ejemplo, en la mitad de minutos presenta mejor balance ofensivo. Y hasta Rodrygo podría disputarle el puesto en la derecha, donde ya ha jugado algunos minutos en los últimos partidos. Es cierto que el argentino tiene 18 años y acaba de aterrizar en Valdebebas, pero Xabi le prometió minutos en la llamada que le convenció para fichar por el Madrid y está cumpliendo su palabra.
Colapsar el mediocampo culé
El técnico está mostrándose, en estos inicios en el club blanco, como alguien cauto y conservador que prioriza la consistencia atrás para que no le hagan oportunidades. Xabi sabe que si no reciben goles tienen muchas opciones de ganar porque siempre marcan. Pero ante la Juventus. Courtois tuvo demasiado trabajo y fue fundamental en el triunfo. Xabi sabe que el partido ante el Barcelona pasa por colapsar el mediocampo culé, con Pedri y De Jong, y atacar con llegadas de segunda línea a su adelantada zaga, lo que convierte a Bellingham en una pieza decisiva.
Por tanto, el dilema reside en si debe rearmar la medular con Camavinga o afilar el ataque con Mastantuono, Rodrygo o Brahim. La decisión es peliaguda, sobre todo tras el error en el derbi con el Atlético al apostar por Bellingham. Xabi, más que el Madrid, necesita una victoria solvente para afianzarse en el banquillo y espantar cualquier fantasma. Pero como salga cruz, el entrenador y la plantilla serán cuestionados por la grada y por el palco, que ya observa con cierto escepticismo algunas decisiones del tolosarra.
Suscríbete para seguir leyendo




