Vallecas, otro Anfield para Xabi
Entre Anfield y el estadio de Vallecas hay 1.737 kilómetros de distancia (según Google Maps) pero es menos distancia futbolística de la que parece para los intereses del Real Madrid. Y los de Xabi. El tolosarra comparece este domingo en Vallecas necesitado de despejar los nubarrones de la derrota del pasado martes contra el Liverpool pero el escenario se ha convertido en un tormento para sus predecesores. El Rayo y sus descargas. Ancelotti no logró ganar en Vallecas en el último trienio y Zidane agarró uno de sus mayores enfados como técnico madridista en la derrota blanca en el barrio en 2019. Xabi está queriendo que su tropa esté con las orejas tiesas antes del parón. No sólo por sostener el liderato y enmendar lo de Anfield, es que el Rayo le inquieta.
“No podemos dar esta imagen, hay que pedir perdón”
Zidane, tras perder 1-0 en Vallecas en 2019
Xabi ha ido perfilando este tramo hasta las vacaciones de invierno en minibloques de trabajo divididos por los parones FIFA. Una manera de segmentar, que esta vez escondía un repecho final tras Liverpool. Vallecas, territorio minado para Carletto. Los tres últimos años: 3-3, 1-1 y derrota por 3-2 en la 2022-23. Incluso el curso previo a ese, en el que el Madrid sí ganó, sólo pudo hacerlo con un gol de Benzema en el minuto 83.
El 1-0 del Rayo al Real Madrid la temporada pasada, obra de Unai López.JAVIER GANDUL
Pero también Zizou puede hablar de jaquecas en Vallecas. El 1-0 en abril de 2019 terminó con el francés estallando en las entrañas del estadio franjirrojo en una temporada que se iba por el garete. “No podemos dar esta imagen. El responsable soy yo. No hemos jugado ni hemos hecho nada del minuto 1 al 90. Nada. Cero“, fue la queja. Quizá la más elevada de tono en sus años en el banquillo blanco: ”Hay que pedir perdón, que se acabe esto ya…“.
Es tradición para el Madrid pasarlas canutas cuando acude al sureste de la ciudad. En sus doce primeras visitas a Vallecas encajó cuatro derrotas y cedió un empate. Un ratio de pinchazos alto que estableció el Matagigantes desde la primera presencia blanca allá por 1978 (3-2), aquel Rayo donde marcaban el ritmo su dúo dinámico de apenas 1,60 metro de altura: Felines y Potele. Ahora es el EuroRayo 2.0 de otro chiquitín como Álvaro García, que ha hecho cinco dianas ya en esta pintoresca aventura franjirroja por la Conference.
Vinicius y Balliu, en un momento del polémico marcaje del rayista al brasileño en 2022.SUSANA VERA
Tampoco es un lugar cómodo para las estrellas blancas. Ahí está Vinicius, que en noviembre de 2022 recibió una de las agresiones más insólitas de su carrera, si dejamos a un lado cuando Tachi (el capitán del Atlético B) le quiso morder el cráneo en un miniderbi nada más aterrizar en España. Balliu decidió parar al brasileño haciendo la pandereta (una doble bofetada) con la cara del madridista. Martínez Munuera (el árbitro de hoy, por cierto) no se enteró y Medié Jiménez tampoco avisó a su colega desde el VAR. Un marcaje con tensión con algún otro escarceo posterior y sobre el que Balliu prefirió bromear el año pasado: “¿Vinicius? Nos enviamos whatsapps y hemos quedado para comer…”.
Barça y Atlético también lo pasan mal
Aparecer por la Avenida de la Albufera no es sólo problemático para el Real Madrid reciente. A Iñigo Pérez se le da bien torturar a los grandes. El Barça esta misma temporada sobrevivió (1-1) gracias a un Joan García sobrehumano y el curso pasado el Atleti sufrió para rascar también unas tablas (otro 1-1).
En su visita a Vallecas de este curso el Barça no logró pasar del 1-1.JESUS ALVAREZ ORIHUELA
Ahora, en la misma semana que Anfield, el Madrid tiene que comparecer en este otro recinto peliagudo para sus intereses. Donde aún se recuerda, incluso, un sabotaje eléctrico en 2012 que obligó a una suspensión. Pese a que el Rayo ha atravesado paradójicamente unas horas de inesperada zozobra interna tras una remontada histórica contra el Lech Poznan, ni Xabi ni el Madrid se fían. Vallekanfield, como rebautizó el periodista madrileño Carlos Sánchez Blas al vetusto estadio rayista, no es fiera fácil para domar.
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