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Entre Alcaraz y la final maestra, el viene y va de Auger-Aliassime

A media mañana resuenan entre los soportales las proclamas y los petardos de los manifestantes que recorren la Corso Filippo Turati de Torino, al grito de: “¡Pa-les-tina!”. A mediodía también huele a pólvora en el futurista pabellón, donde la raqueta de Jannik Sinner emite su característico crujido: una delicia. En su línea, el italiano redondea una semana hasta ahora impecable; con el 6-3 y 7-6(3) al cañonero Ben Shelton sella la fase de grupos invicto y sin ceder un solo set. Suma 29 consecutivas a cubierto, por lo que iguala la secuencia firmada por Roger Federer entre 2010 y 2012. Este sábado (14.30, Movistar+) se medirá con Alex de Miñaur en el primer turno de las semifinales.

Sinner defiende el título conseguido hace un año y finalmente, no ha podido con Alcaraz en la fabulosa pugna que ambos han protagonizado desde enero. El de San Cándido (24 años) triunfó en el Open de Australia y Wimbledon, mientras que el español lo hizo en Roland Garros y el US Open de Nueva York. En cualquier caso, el tenista local contempla estimulado la recta final de este torneo, teniendo en cuenta esa ola sobre la que surfea y que un hipotético triunfo el domingo podría dejarle un magnífico sabor de boca. No disputará la Copa Davis con el fin de recargar las baterías y llegar lo más afilado posible a 2026, pero antes completa día a día la misión en Turín.

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Alcaraz, eso sí, es inalcanzable. Antes de saltar a la pista para rendir a Shelton, se expresa. “Se lo merece porque ha tenido una temporada increíble. Me alegro por él. Ha ganado dos grandes y ocho torneos, una cifra impresionante. Está jugando a un nivel altísimo. Es competitivo en todas las superficies y juega muy agresivo. Ha estado bajo presión y la ha manejado muy bien. Me alegro por él, aunque si dijera que estoy contento, mentiría”, transmite el dos del mundo, que emprenderá el próximo año con “la motivación” de recuperar el mando del circuito. El español viajará a las antípodas con el 1 a la espalda y en función de lo que suceda en los próximos días, tal vez con un botín mayor.

Sinner, en una maniobra defensiva.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

De momento, en la semifinal le aguarda Felix Auger-Aliassime, un competidor guadianesco y desconcertante. Viene y va. Con facultades para llegar lejos, no ha terminado de explotar, como si jugara engrilletado. No obstante, estos días en los que escasea la gasolina por todas partes luce buen tono, o al menos el suficiente como para eliminar a un Zverev a la baja que levantó la bandera blanca antes del verano. Fundido anímica y físicamente, el alemán, vencedor maestro en 2018 y 2021, se despide: 6-4 y 7-6(4), tras 2h 07m. “Me siento bendecido”, le dedica Auger-Aliassime al público. Lo necesitará. Parejo el cara a cara con Alcaraz, pero engañoso: 4-3. Cuatro triunfos sucesivos del murciano.

“Somos gente privilegiada. Cada día me levanto y lo disfruto”, indica el norteamericano, que el lunes estrenará condición: nunca había figurado en el quinto escalón del circuito. Es, además, el jugador que más triunfos acumula bajo techo (85) desde 2020. “Mi estilo es agresivo y tomo riesgos, pero si hay viento o determinadas condiciones, te penalizan”, observa. En la otra orilla, Zverev se fustiga a base de autocrítica. Primera e imprescindible piedra para empezar a construir. “Mi temporada ha sido increíblemente insatisfactoria, con muchos altibajos. Demasiados”, se despide, aunque todavía no da carpetazo al año. Los próximos días se dejará ver en Bolonia.

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