El Barça de Flick recupera la cordura en la locura de Balaídos y recorta distancias con el Real Madrid

Primer equipo
El equipo de Hansi Flick cambió el partido de ida y vuelta de la primera mitad y apostó por el control total en la segunda parte, dejando al elenco de Claudio Giráldez sin opciones
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Lamine Yamal cambió la corona por el escudo. El genio de Rocafonda celebraba los goles colocándose la laureola a él mismo. Estaba con Nicki Nicole y con la pubalgia en una fase inicial. Desde la ruptura se señala el escudo o lo besa, y esa puede ser la fuerza con la que el Barça de Hansi Flick empiece el cambio. Los azulgranas ganaron ante el Celta de Vigo (2-4) gracias a la pegada de Robert Lewandowski, el virtuosismo del 10 culé y el desborde de Marcus Rashford.
En Balaídos, donde los azulgranas solo ganaron dos veces en la última década antes del triumfo de este domingo, el Barça sacó fuerzas a pesar de los golpes del equipo de Claudio Giráldez. Los de Hansi Flick marcaban siempre primero, pero los locales devolvían la embestida a los pocos segundos. Ni con esas, a pesar de los pocos síntomas de mejora culés en los primeros 45 minutos, el elenco azulgrana tiró la toalla.
El tridente carbura
Quizá todo pasa porque, si una cosa tiene esta plantilla, es que es muy barcelonista. Los jugadores quieren ganar, como un Flick que debe seguir corrigiendo los mismos errores en defensa, y que llevaron al Barça a jugar con fuego en Balaídos, su campo maldito.
Robert Lewandowski celebra su gol ante el Celta
EFE
Lewandowski metía el primero de penalti gracias a un disparo de Fermín que chocó en las manos de Marcos Alonso. El segundo también llegaba gracias al polaco, que remató de primeras una gran banana de Marcus Rashford, decisivo a través del regate ante el Celta. El tercero en la primera mitad, tras otro dribling del ariete británico, cuyo centro terminaba en el otro lado del área, donde Lamine Yamal remataba de primeras con la derecha.
Coladero en defensa
El control del balón de poco servía para un Barça que no supo detectar a Borja Iglesias. Frenkie de Jong, encargado de defenderle, no le ganó la partida. Se incrustó entre centrales y rompió sin parar el fuera de juego. El panda, en cambio, habilitaba a todos, así llegó el primero de Carreira, y su diana desde la frontal del área, donde recibió totalmente solo.
Frenkie de Jong, encargado de defender a Borja Iglesias durante el Celta-Barça
EFE
El ritmo del partido, insostenible para ambos equipos, viró en la segunda mitad. El Barça se relajó con la pelota. De Jong sí se hizo notar en ataque, parcela que domina, y más ante dos centrocampistas que son trequartistas y no interiores, como Fermín y Dani Olmo. Flick optó por quitar verticalidad a su estrategia y darle pausa. Mucha pausa.
Fortaleza con balón
El guion del Celta-Barça cambió por completo en la segunda mitad. El equipo azulgrana, por primera vez en mucho tiempo, se opuso a las adversidades anulando al contrario y no concediendo ocasiones. La sentencia llegó con el hat-trick de Lewandowski, a centro de Rashford desde el córner.
Dani Olmo controla un balón durante el Celta-Barça
EFE
Robert Lewandowski y Marcus Rashford celebran el cuarto gol del Barça ante el Celta
EFE
El Barça se hizo fuerte con el balón. Dejó a un lado un partido de idas y venidas, que fue lo que le condenó ante el Brujas. El encuentro no estaba para correr riesgos y más tras el pinchazo del Real Madrid en Vallecas (0-0). La oportunidad era de oro.
Recortarle dos puntos al líder de la Liga, sin Marc Casadó, baja de última hora por unas molestias en el abductor, Pedri, Raphinha, Joan García, Gavi y Marc-André ter Stegen tuvo mucho mérito. Más aún anulando al Celta en su propio campo, Balaídos, uno de los más peligrosos históricamente para un Barça que, por primera vez, dio síntomas de mejora en mucho tiempo.




