Alcaraz completa una soberbia remontada contra Fritz

Boquea Carlos Alcaraz, porque este es un día de acción. De sudores. Enrevesado. No sin brillos, pero esta vez más proclive al mono azul y las manos manchadas que a la orfebrería. Adornos, los necesarios. Nunca faltarán. Ahí queda ese pasante ganador a una mano que le sorprende a sí mismo, tal que fuera un tal Roger Federer. Pero no, este Alcaraz es el Alcaraz que no se olvida de los trucos, pero el que a la vez el que rebate en el barro y sabe emplearse a fondo para superar a un adversario que se traduce en un bocado de ortigas. Exige el episodio de faenar, resistir y de crecerse en los instantes delicados, así que procede y se levanta; así rinde al desafiante Taylor Fritz (6-7(2), 7-5 y 6-3, tras 2h 48m) y así acaricia las semifinales de esta Copa de Maestros.
Vence Alcaraz, y suspira. Miel por delante. Después del triunfo logrado el domingo contra Alex de Miñaur, tan solo precisa de otro empujón para atrapar las semifinales del torneo, ahora muy cerca; si el australiano bate esta noche (20.30, Movistar+) al local Lorenzo Musetti, se confirmará. Y tiene también a tiro la otra recompensa, puesto que si supera al italiano el jueves en el desenlace de la liguilla, retendrá el número uno. Antes, trabajo y más trabajo. Luego, la felicidad. A veces, todo es cuestión de aguardar al momento oportuno. “Todo puede cambiar en un punto. Con 6-5 [del segundo set] he tenido el break point, y ese ha sido el punto de inflexión. Me ha dado confianza. He seguido concentrado y fuerte mentalmente, y he podido entrar mejor en el tercero. Estoy muy contento de haber aprovechado esa oportunidad; todo ha ido hacia mi lado a partir de ahí”.
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Esto transcurre a todo gas, sin tregua y exprimiendo uno y otro cada tiro, nervios a flor de piel. Mucha intensidad, palpable a las primeras de cambio gracias al gesto concentrado y el constante giro de cuello de Fritz. Una y otra vez mira el estadounidense a su banquillo, a ver si de ahí nace alguna pista que le oriente un poco más. El confort emocional que nunca falte. Lo de enfrente es duro. Le arropan su esposa (al parecer influencer), la madre de esta, sus preparadores. Balanceo afirmativo de cabezas; sí, sí, si. En el fondo, psicología coral: tú puedes, querido Taylor. Tipo optimista, al norteamericano (28 años y sexto del mundo) le mueve una indudable voluntad, siendo probablemente uno de los que más fe le pone hoy día. De seguir así, el premio le llegará.
Aprieta desde el principio Alcaraz, sin dilaciones: aquí no cabe contemporizar. Prohibido caer en la precipitación, pero tampoco en la medianía. Esto es la Copa de Maestros, terreno de mentes decididas y golpes certeros, porque todo zarpazo vale oro y los tropiezos se traducen en toneladas de lastre. Así que parte como debe, entonado, imponiendo el ritmo y tratando de abrir hueco desde el principio; lo consigue, pinta bien, pero en la guerra de reveses el de Fritz va prevaleciendo, siempre a piñón fijo él. La mecánica, esos dos zancos y la ligera suspensión ayudan a que la bola planee muy bajo y no se levante. Tiro plano por su parte y marejada para el murciano, que se lamenta: no, ahora no. No tocaba. “¡Vete a la mierda!”, se dice.
No, no y no
Al desempate, un reverso se va largo y otro se queda en la red. Suelta un bufido, se anima, pero el rival no se tuerce y enfila hacia adelante, consciente de que el día va de sensaciones (de saber disfrutar, de saber sufrir) y ahora es él quien ha cogido la ola positiva, convencido, recto, dañino en una pista que es especialmente agradecida con esa pelota que viaja siempre profunda y apenas levanta un par de palmos del suelo. No apta para quienes padecen de ciática. Alcaraz agacha una y otra vez el lomo. “¡Seguimos, vamos, dale!”, le demandan los suyos desde el costado, a lo que él, murcianico de pro, responde resistiendo y repeliendo porque Fritz tira y tira del carro, y el hilo puede romperse en cualquier momento: así es, sálvese quien pueda.
Fritz, en un instante del partido.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
La grada está a rebosar y goza, entretenida con esos dos tenistas que friccionan todo el rato y pegan, efectivamente, pero que también se obligan a pensar. Recula Alcaraz ante los segundos servicios del estadounidense, a ver si por ahí puede rascar algo, e intenta liftar un poco más con la derecha para ver si así duda Fritz, en combustión. Craso error el de quienes reduzcan el tenis de este a pedradas. Es largo como el solo, 1,96 de californiano, pero nada de torpón. Se desplaza bien, flexiona correctamente en las maniobras y resta con filo. Lee la situación, aunque no acierta en el pasante y el español niega con el dedo: no, no y no. El número uno le aborda. “¡Así vas a encontrar cosas!”. “¡Sigue ahí!”. “¡Batalla, batalla!”. Y sobrevive.
Apretando los dientes, peleándolo como en los días terrícolas de mayo, consigue salvar a duras penas el tercer turno de servicio, estirado hasta los 12 minutos. Acto seguido coge aire en la silla y pregunta si es la hora de ingerir el brebaje, porque el ir y venir va pasándole factura en piernas y musculatura, y la carga física va siendo elevada, que son más ya más de 75 partidos en el cuerpo y hay sed. Necesidad, más bien: “Bebe, bebe…”. Se trata de estar ahí, de no despegarse. De confiar. Y, por supuesto, de esperar el momento. El desempeño alocado de Fritz al atacar la bola en la red, en el tramo decisivo de la segunda manga, le abre una puerta y él entra hasta el fondo de la sala. De repente, una bendición. El manantial que necesitaba. Segunda victoria.
Tras la pechada, sintetiza. Sufrir y dar con la llave: “He corrido y he sufrido más que él, así que ha sido un alivio ganar. Estoy muy contento de haber encontrado la forma de remontar”.
GRANOLLERS Y ZEBALLOS SE COMPLICAN
A. C. | Turín
En la modalidad de dobles, Marcel Granollers y Horacio Zeballos cedieron ante la pareja formada por Simone Bolelli y Andrea Vavassori (7-6(4) y 6-4, tras 1h 34m), de modo que deberán vencer en la próxima jornada para acceder a las semifinales.
El español (39 años) y el argentino (40) dispusieron de hasta cinco opciones de rotura en la primera manga, pero no atinaron y a partir de ahí, los italianos controlaron el duelo. El quiebre del segundo set, cuando servía Zeballos, resultó definitivo.
El último compromiso de la fase de grupos será contra los británicos Julian Cash y Lloyd Glasspool, mientras que el dúo local, ya clasificado, se encontrará con los alemanes Kevin Krawietz y Tim Puetz, los últimos campeones.
Granollers y Zeballos aspiran a lograr su primera corona maestra, después de una temporada brillante en la que han conquistado dos grandes (Roland Garros y el US Open) y otros tres trofeos (Bucarest, Madrid y Basilea). Actualmente son los terceros mejores del mundo.
Carlos Alcaraz
vs
Taylor Fritz
Sets:
Set 1
Set 2
Set 3
Todos
Puntos ganados con primer servicio
Puntos ganados con segundo servicio
Puntos de break convertidos
Puntos ganados con primer servicio
Puntos ganados con segundo servicio
Puntos de break convertidos
Puntos ganados con primer servicio
Puntos ganados con segundo servicio
Puntos de break convertidos
Porcentaje 1er servicio
dentro/totales
82/128
64%
dentro/totales
83/112
74%
Puntos ganados con primer servicio
Puntos ganados con segundo servicio
Puntos ganados al resto
dentro/totales
42/114
36%
dentro/totales
43/128
33%
Puntos de break convertidos




