Los tres últimos tropiezos del Real Madrid habían coincidido con el hecho de que Mbappé no vio puerta. La estrella madridista, tras un comienzo espectacular, se quedó seco de repente y el equipo blanco lo acusó. El Madrid necesitaba muchas cosas para salir del bache, pero la principal era que Kylian se volviese a enchufar al gol.
Y lo hizo a lo grande y en un momento de máxima dificultad. Olympiacos se adelantó pronto en el marcador y los fantasmas de un nuevo fiasco madridista volvieron a aparecer en el equipo de Xabi Alonso. Pero entonces apareció el Mbappé imparable y letal de cara a puerta para solucionar la crítica situación. Fue en un visto y no visto. Lo hizo con un triplete de vértigo. Tres goles en siete minutos (22′, 24′ y 29′). Seis minutos y 43 segundos, para ser exactos. El segundo triplete más rápido de la historia de la Champions, sólo superado por el que consiguió Salah en seis minutos y 12 segundos, con el Liverpool ante el Rangers en 2022. Tras su exhibición de pegada en la primera mitad, Mbappé cerraría su cuenta particular de la noche con el cuarto, ya en la segunda parte.
Tres socios de lujo para la gesta
Pero volviendo a los tres goles del primer tiempo, Mbappé ha firmado varios tripletes a lo largo de su carrera, pero ninguno tan rápido como el que protagonizó ante Olympiacos. Siete minutos de furia de la estrella madridista en los que dio la vuelta a un marcador que el Madrid tenía en contra tras el gol inicial de Chiquinho.
Mbappé salió al rescate del Madrid con cuatro goles que elevan ya su cuenta anotadora particular de la temporada a los 22 tantos, nueve de ellos en la Champions en sólo cinco partidos. Doblete frente al Marsella, triplete ante el Kairat y un póker ante Olympiakos que lo coloca en el Olimpo de los goleadores madridistas históricos. Cristiano Ronaldo (2015-16, ante el Malmo), Puskas (Feyenoord, 1965-66 y Eintrach 1959-60) y Di Stéfano (Wiener 1958-59 y Sevilla 1957-58) fueron los otros madridistas en marcar cuatro goles en un partido.
En el espectacular logro con el que silenció el Georgios Karaiskakis, Mbappé no estuvo solo. Tuvo varios socios que le pusieron en el camino de su histórica noche. El primero fue Vinicius, que le asistió en el primer gol con un magnífico pase con el exterior con el que dejó a a su compañero solo ante Tzolakis. También en el cuarto, tras una magnífica acción individual del brasileño hasta ganar línea de fondo. Luego sería su aliado habitual, Güler, el que le puso un balón de oro desde la derecha que Kylian cabeceó a la red (el primero que marca de cabeza con el Madrid). El otro sería Camavinga, que lo asistió en el tercer gol con un gran pase en profundidad.
