Pocos podían imaginar hace cuatro jornadas, después de que el Barcelona cayera en el Clásico del Bernabéu el 26 de octubre, que los de Flick fueran a remontar la desventaja de cinco puntos a la que se quedaban del Real Madrid. Muchos menos confiaban en el Atlético, pues a la espera de que al día siguiente cerrara de lunes aquella jornada 10, encaraba su visita al Betis a 11 puntos de su eterno rival. Pues bien, si hoy se registra una victoria local el conjunto culé consolidará el liderato al que se ha aupado este pasado fin de semana, y si los puntos vuelan hacia el Metropolitano, los rojiblancos igualarán en lo más alto a los azulgranas, mirando por el retrovisor a los de Xabi Alonso y pasándoles la presión de verse un punto por debajo antes de medirse al Athletic.
Aunque el partido corresponde a la jornada 19 que se disputará mientras los cuatro se juegan la Supercopa de España en Arabia, lo cierto es que la situación se presenta prácticamente calcada a la de la última jornada del pasado 2024: con el Barcelona defendiendo su puesto de privilegio, con el Atlético aspirando a una machada que además de coronar su reacción forjada en las once victorias consecutivas anteriores (ahora ya va por siete) le catapultara al liderato y con el Real Madrid deseando un empate para que una victoria suya le permitiera un doble sorpasso.
Y lo que pasó fue el reflejo de lo que puede suceder cuando las diferencias son tan estrechas, cuando Lamine Yamal, Raphinha, Lewandoski, Pedri y compañía ofrecen su mejor versión y cuando enfrente se aparece el, probablemente, entrenador más competitivo del mundo: Simeone. El Barcelona empezó apabullando, adelantándose en el marcador y encauzando el triunfo. Hasta que la resistencia del Atlético fue la primera piedra de una remontada culminada con una contra de manual en la última jugada del partido. El liderato tomaba tintes rojiblancos por primera vez en el curso, LaLiga estaba más viva que nunca. No en vano, aquel triunfo sería la antesala de la coronación de los visitantes como campeones de invierno, mientras que la decepción local acabaría virando en un punto de inflexión que le llevó al título.
Hoy, el presente sitúa a un Barcelona tratando de alcanzar su mejor nivel, que aún no ha alcanzado pero su rendimiento le ha sobrado para ser primero de la tabla, y tras cuatro triunfos consecutivos en LaLiga. Para encadenar el quinto, Flick podrá alinear de inicio a Pedri, que tuvo unos minutos contra el Alavés y ya está rodado tras superar la lesión en el bíceps femoral que le tuvo un mes fuera del bloque. Raphinha, por su parte, ya está para aguantar los 90. También será titular De Jong, baja por motivos personales este pasado fin de semana. Araujo, en cambio, no estará durante un tiempo indefinido para recuperarse de su delicada situación anímica.
Un Atlético lanzado
Aunque no es El Cholo de recrearse con el pasado siguiendo su máxima de que “le juzgarán por lo que haga mañana”, lo cierto es que el Atlético se presenta en el mejor momento del curso tras un arranque dubitativo condicionado por las bajas y la necesidad de ensamblar todas las nuevas caras y evidenciando que, una vez más, vuelve a estar en condiciones de mirar a los ojos a los dos grandes. De hecho, al Madrid ya lo tumbó…
