1×1 del Real Madrid contra el Celta: Lo de San Mamés fue un oasis

Courtois: No tuvo mucho trabajo y el que lo tuvo, y era salvable, lo salvó. Como siempre. Como una gran intervención ante Durán en el primer tiempo. Porque ante el doblete de Swedberg, uno de tacón y otro estando vendido al final, nada pudo hacer. Eran imparable. Hasta para él.
Asencio (55′): Bien en los duelos, no en los mecanismos de una demarcación que no es la suya. De inicio no midió bien en un par de ocasiones. Aunque se fue asentando con los minutos, algo natural, estuvo fuera de zona. Una titularidad envenenada para Raúl.
Militao (23′): Del alcance de su lesión depende buena parte de la temporada del Madrid. Porque su nivel estaba siendo imperial. También ante el Celta, donde había corregido con soltura y amenazado en lo aéreo. Pero una carrera ante Durán, donde había logrado apagar el fuego, se convirtió en drama. La rodilla izquierda, la de hace dos temporadas, otra vez.
Carreras: Noche complicada. Por no ser su posición, como Asencio. Y por tener delante a un miura como Borja Iglesias. Estuvo solvente, con un corte providencia ante un pase con veneno de Bryan y anticipando para evitar cuerpear. Porque si lo hacía, tenía las de perder. Estaba salvando la papeleta, que no es poco, pero la tensión del momento le hizo acabar expulsado por protestar en el descuento.
Fran García: Estaba haciendo un partido solvente. Incluso notable, al haber resultado crucial con un par de correcciones decisivas. Estuvo rápido y muy atento para interceptar. Y voluntarioso en campo rival, aunque sin incidencia. Pero todo queda opacado por una expulsión. Dos amarillas en un minuto. Un cruce de cables inexplicable.
Tchouameni: Luces y sombras. O más bien, sombra. Pero fue en la jugada del gol, al perder de vista a Ilaix Moriba. El resto, pulcro y al alza. Con balón lo estuvo y también en los duelos. Y se sacrificó cuando, con 10, había que cubrir más kilómetros en el repliegue. De hecho, los mejores minutos del Madrid llegaron así, en inferioridad. Gracias al paso al frente de Aurélien en todos los sentidos. Dejó un pase de muchos quilates a Mbappé y otro a Gonzalo que los arietes no enjaularon por poco. Notable.
Valverde: Mucho derroche, pero, como extremo, tuvo más brillo en lo defensivo que en lo ofensivo. Exceptuando una incorporación donde fusiló a Radu y casi hace el primero. Con los cambios volvió al lateral, el lugar que ocupará ante el City. Trató de aportar llegada, probó suerte de nuevo desde la distancia y no sufrió a la hora de cerrar.
Güler (74′): De los más finos de la primera parte. De los pocos con ideas claras. Dejó un par de buenos regates y un zapatazo que obligó a Radu. Pero le faltó calibrar en la mejor ocasión blanca tras gran jugada de Vini. La pegó mordida con todo a favor. Con el paso de los minutos fue perdiendo incidencia y, a la hora de mover el árbol, Xabi le miró a él.
Bellingham: Esforzado, pero poco decisivo. Especialmente en un primer tiempo donde, como casi todo el Madrid, no apareció en ataque. Sin encontrar su ubicación exacta en el campo ni lograr mezclar con Güler, fue en el tramo final, con más corazón que cabeza, cuando sacó algo de cabeza. Pero lejos de su nivel.
Vinicius: No tuvo continuidad, pero sí destellos. Dos, concretamente, en la primera parte. Una gran jugada, en la que regateó con una especie de foquinha, que no convirtió Güler por un pelo. Y después dejó otro desborde. Pero poco más
Mbappé: Sin balones no hay Mbappé. Y sin Mbappé no hay Madrid. Y eso es lo que ocurrió durante prácticamente una hora, el tiempo que el equipo blanco pasó de puntillas por el partido. Pero la primera que tuvo, gracias a una cuchara sensacional de Tchouameni, la mandó alta por un palmo. Justo donde este año no suele perdonar. Y el Madrid lo pagó.
También jugaron
Rüdiger (23′): Xabi le quiso dar descanso, pero no pudo descansar. Por el disgusto con Militao. El trabajo que tuvo lo solventó, excepto el 0-2, con el Madrid roto y desesperado.
Rodrygo (55′): Entró por Asencio, en un cambio ofensivo de Xabi, pero no logró desnivelar el duelo. Lo intentó y probó suerte desde la distancia, pero no tuvo incidencia.
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Gonzalo (74′): Tuvo media hora y, al poco de entrar, rozó el gol. Con un testarazo a pase de Tchouameni que acarició la red. En un Madrid sin ideas, Gonzalo es necesario.
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