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La mutación a medias del Manchester City de Guardiola

En medio de la marejada que se vive por el Bernabéu, llega uno de los grandes rivales del Real Madrid de la última década. El Manchester City se ha convertido en un enemigo habitual: será la quinta temporada consecutiva que se vean las caras. El encuentro se preveía mucho más descafeinado cuando salió el sorteo al tratarse de un duelo de la Fase Liga, pero los últimos acontecimientos en torno a la continuidad de Xabi Alonso le han añadido un tinte mucho más dramático.

El City llega en forma, en medio de una transformación que no ha terminado de cuajar pero que no le ha impedido estar otra vez peleando por la Premier. Después de empezar la temporada con dudas —dos derrotas y dos empates en sus primeros ocho partidos entre liga y Champions—, el conjunto de Guardiola ha cogido velocidad de crucero. Buena parte de ese arranque titubeante estuvo ligado a la nueva idea que Pep quería imponer en su estilo: nuevos jugadores y nueva filosofía implican tiempo. Algo que el propio Guardiola pidió en aquellas primeras semanas.

Desde que empató en Mónaco el primero de octubre, sólo el Aston Villa había sido capaz de frenarlo. Seis victorias entre Premier y Champions y cuatro porterías a cero, incluida la goleada al Liverpool. Luego llegaron dos derrotas seguidas e inesperadas, ante Newcastle y, sobre todo, en el Etihad ante el Leverkusen. Pero el equipo citizen ha vuelto por la buena senda con otros tres triunfos ligueros que le han colocado a sólo dos puntos del Arsenal.

En los inicios del curso se veía a un City distinto. Sacrificaba cierto control por ser más directo y, en determinados casos, se había dejado someter. Bastantes menos pases por secuencia habían dado paso a un juego más vertical, traducido en más goles a la contra que en toda la pasada temporada (4 vs 3). Se vislumbraba un cambio. Parecía que al Bernabéu iba a llegar un equipo que no tenía nada que ver con el que se ha enfrentado al Madrid en los últimos cuatro cursos.

Sin embargo, el paso de los partidos lo ha ido acercando a su naturaleza innata. Su estilo, en términos generales, no ha cambiado. Ya no muerde tanto arriba, y de ahí que sus recuperaciones altas hayan caído significativamente, pero mantiene la misma idea de control del juego.

Comparación de estilo del City entre la pasada temporada y la actualDRIBLAB

No obstante, hay ciertos aspectos en los que sí se aprecian cambios.

Menos dominio territorial

El cambio más significativo aparece en la manera de ejercer ese control. El City se caracterizaba por asfixiar a sus rivales mediante posesiones largas que los encerraban cerca de su área. La inclinación del campo, que es una métrica de cuánta cuota de posesión tiene un equipo en el último tercio del campo respecto a sus rivales, es un buen medidor de cuánta presión ejerce con el balón un equipo. Marca muy bien el dominio territorial.

El City ha pasado de superar el 70% (75,5% en 23-24 y 72% en 24-25), siendo uno de los tres más altos de Europa, a un 62%, cayendo incluso fuera del Top-10 continental.

Inclinación del campo del City y el top 20MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Es un cambio drástico. Y llegó a bajar al 55% hace apenas unas semanas, muy marcado por dos partidos: el del Arsenal y el de United, al que hay que sumar el del Dortmund en Champions. Pero esa fotografía también explica quién es el City cuando se mide a rivales de alto nivel.

Quizás, contra el Madrid y en el Bernabéu, Guardiola ceda parte del terreno y busque ser más vertical, un rasgo que definió al equipo al inicio de la temporada pero que se ha ido diluyendo. “Intentamos no ser así. Pero cuando el rival es mejor y defendemos más profundo, contraatacamos. Pero intentamos no jugar así”, recalcó Pep tras el duelo ante el Arsenal. Ahora, aunque ha bajado de los 5,12 pases por secuencia la temporada pasada a los 4,63 en la actual, está mucho más cerca de los 3,97 de hace mes y medio.

Una consecuencia de todo esto es que ha reducido el número de secuencias con 10 pases o más por partido, pasando de 21,4 a 16,8. Sigue siendo un número elevadísimo —lidera la Premier—, pero ya no es el rey. Bayern, PSG, Barcelona o incluso el Madrid están por delante. También influye la propia evolución de la Premier: ha vuelto a popularizarse el juego rápido y directo, un contexto del que ni Guardiola escapa.

Laterales más abiertos

La posición de los laterales también es llamativa. Ya no actúan tan por dentro como apoyo estructural a la creación. La distancia media entre ellos ha crecido casi siete metros: de 47,8 a 54,6 metros, de forma asimétrica, con el lateral derecho situado casi dos metros más adelantado. 

Distancia entre los lateralesDRIBLAB

En cualquier caso, incluso aquí se aprecia cierto retorno a las ideas clásicas: hace un mes esa distancia era aún mayor, cercana a los 12 metros.

Defensa compactada

La línea defensiva es ligeramente más alta esta temporada (35,7 m vs 35,1 m), pero el cambio relevante está en la compacidad del bloque. El ancho medio de la línea defensiva se ha reducido tres metros y medio (de 40,1 m a 35,4 m), algo muy significativo en contexto de élite. Guardiola junta más a sus hombres para evitar espacios por dentro.

Diferencias entre la anchura del bloque la temporada pasada y la actualDRIBLAB

El Madrid debería estirar el campo con extremos muy abiertos para obligar al City a abrirse y generar ductos interiores para Bellingham.

Por otro lado, el conjunto citizen también compacta más sus líneas: la distancia de todo el bloque cuando no tienen el balón es de 28 metros, la menor de la Premier.

A eso se añade que tiene el quinto PPDA más alto del campeonato: permite casi 15 pases antes de intervenir. Sólo dos colistas como el Burnley y el West Ham, además del recién ascendido Sunderland y el Crystal Palace, esperan más tiempo. No es una novedad respecto al año pasado, pero sí lo es que ha reducido sus acciones defensivas cerca del área rival, y con ello las recuperaciones peligrosas. Ya no presiona tan arriba. Espera más en bloque medio, algo que puede favorecer al Madrid en la salida de balón.

El balón parado, su punto débil

La estrategia es, sin duda, su talón de Aquiles. Aunque ha marcado cinco goles en Premier, presenta el tercer peor porcentaje de acierto (14,29%). Y es el segundo que menos remata tras el colista Wolves. En términos de peligro, que lo determinan sus goles esperados, es de los que menos generan de las cinco grandes ligas. Y en defensa tampoco destaca: pese a ser el segundo equipo al que menos rematan, ha encajado seis tantos en acciones de estrategia, séptimo peor dato de Inglaterra.

Al final, el City que llega al Bernabéu es un equipo que ha experimentado matices, no una metamorfosis. Ha intentado virar hacia un fútbol más vertical y flexible, pero la estructura que lo ha convertido en una máquina competitiva sigue intacta. Es menos dominante territorialmente, más compacto y algo menos agresivo en la presión, pero conserva la misma capacidad para controlar partidos a su manera. Un City que ha cambiado lo justo… y quizá lo necesario. Para el Madrid, eso significa enfrentarse de nuevo a un viejo conocido que no deja de reinventarse, aunque sólo sea por capas.

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