Había que ganar y se ganó

Es más que posible que dentro de 20 años poca gente recuerde el debut como entrenador de la Real de Jon Ansotegi, quizá tras una segunda etapa posterior ya sin interinidad (quién sabe), como un partido malo, flojo y en el que se sufrió sobremanera hasta el gol sobre la bocina pese a jugar con titulares contra un equipo de Primera RFEF intenso pero justito a excepción de su extremo suplente. Se recordará, como mucho, que debutó otro canterano como Astiazarán además de que ganó en su estreno. Que realmente es lo importante tanto en la situación precaria y resultadista actual de la Real, como en general en estas rondas iniciales de Copa en las que rara vez un equipo de Primera deja satisfecha a su afición con el encuentro realizado. Aunque de ahí a ser extremadamente flojos haya un paso grande, claro. Era un día de no seguir cayendo a los infiernos, había que ganar y punto. Y se ganó. Con un golazo de Marín, que bien necesitaba un buen día, con un buen gol de Sucic en su regreso al equipo que no celebró, y con un gran líder futbolístico como Gonçalo Guedes, que es el fichaje del verano en la Real y el que salva de una nota aún peor a la planificación deportiva de Bretos y Aperribay. La cara del presidente en Elda con 1-1 era un poema y seguro que respiró aliviado igual que el resto con el gol de equipo ‘grande’ en el descuento, algo habitual en la Copa. Que sirva la victoria para frenar la caída, para coger impulso de cara al sábado y para cambiar ciertas caras. Aunque de mejorar todo lo demás deberá encargarse con urgencia el nuevo técnico que llegue. Ansotegi no estaba para eso y ya hizo parte, la mitad, de lo que se le encomendó.
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