Musso quiere seguir bebiendo de esta Copa, el torneo en el que Oblak es su suplente. El portero fue el mejor de los del Cholo en un partido ante un Segunda RFEF que enseñó por qué los no habituales del Atleti lo son. Si Griezmann puso los goles, sus guantes fueron los que le evitaron al equipo la resaca ante un Baleares que, tres categorías por debajo, tuvo control, ocasiones y dos penaltis.
Un Atlético que salió lleno de secundarios en busca de oportunidades, como en un casting, y una estrella, Griezmann, con el brazalete de capitán en el brazo que, al inicio, no dejó de pedir el balón para embalsamarlo de su fútbol. Bajaba a recibir, caía a la banda derecha, acechaba, filtraba y buscaba ante este Atlético Baleares que brotó con cinco atrás y personalidad. Que el grande había venido a su casa en esta ronda y, aunque humilde, quería volver a ser David ante Goliat. En su currículum esta temporada ya la muesca del Espanyol.
La primera ocasión del Atlético la detuvo un grito gutural helador que detuvo su ritmo, entonces ya rojiblanco y alto. Juli Rivas metía la pierna para despejar un centro raso de Raspadori cuando, de pronto, ese alarido: a Lenglet se le había quedado la pierna atrás y, en el suelo, se agarraba con dolor la rodilla. Se fue cojeando. El descanso de Hancko había durado 10 minutos.
Las tres categorías por encima, un Primera ante un Segunda RFEF, se diluían cuando Nahuel era el que tenía la pelota. De una mala entrega suya tuvo el Atlético Baleares su primera gran oportunidad: había dejado a Juanmi Durán solo ante Musso, que se hizo grande para tapar su puerta y sacarla con el pie. En la siguiente jugada, Griezmann marcó para el Atleti, como un Sansón a la inversa. Ha sido cortarse el pelo y regresarle todos los goles a la bota. Su 205 con la rojiblanca se lo regaló Gallagher quien, tras recibir de Almada, se introdujo con la pelota en el área y para regalársela al francés, quien solo tuvo que empujar.
Simeone no quería nervios. No quería sonrojos. No quería sufrir. Cuatro minutos después del primero, el Atlético sumaba el segundo. Fue Raspadori, que entró en el área como locomotora desbocada para cabecear un centro que, desde la derecha, que Nahuel le lanzó como una piedra. Luis Blanco rebuscaba en la espalda del argentino como tantos otros antes. También para el Atlético Baleares fue un buitrón hacia Musso. El Baleares solo tuvo que tener un córner, que lo que una vez fue arma cholista hoy es drama. Provocado, por cierto, por una cesión de cárcel de Nahuel a su portero. Tovar prolongó hacia atrás, Musso repelió el primer remate de Gerardo, pero el balón quedó muerto en su área y, en un barullo de piernas, el propio Gerardo metía el pie para el premio. Goool se escuchó en ese estadio lleno de gradas supletorias que buscaba otra muesca de Primera. Por si al Cholo se le olvidaba que sufrir es un verbo cosido a la historia rojiblanca.
El Atleti desapareció mientras el Baleares tomó el control. Griezmann diluido entre una pobreza generalizada. Almada, invisible. Cardoso, oxidado. Carlos Martín, errático. Solo Raspadori aportaba algo distinto. Giros, verticalidad e intención. Con él pasa como con Pubill. Fue el único en superar el cásting. Cuando le ves jugar siempre te preguntas por qué no lo hace más.
Y el Atlético Baleares regresaría del descanso con ganas de más. Pero en dos mano a mano casi consecutivos, primero Juanmi Durán y después Tovar, se toparon con el pie de Musso. El portero ya era el mejor jugador de Simeone en el partido, ante un Segunda RFEF, pobre halago para el resto. El Baleares alzaba el mentón a un Atleti hundido al que se le había olvidado presionar si quiera. Peleaba y triangulaba, con todas sus combinaciones terminando en el área de Musso. En la contraria, lo de antes, solo Raspadori rascaba algo. Y los minutos seguían pasando con el Cholo repartiendo las miradas de preocupación entre el reloj y la hierba. A la hora, introducía a su centro del campo titular en un triple cambio (Koke, Barrios y Giuliano) para arrancarle el cuerpo a ese Atlético Baleares que tenía el balón, el juego y las oportunidades. Como si fuera el grande. Pero con sus titulares el Atleti volvió a hacer fútbol la diferencia de categoría.
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Ese que en sus botas llevan siempre Koke y Barrios. Griezmann lo subió al marcador tras rematar a placer un centro perfecto de Galán. 1-3 que no la tranquilidad. Porque el Baleares ocho minutos después estaba frente al punto de penalti. Lo había provocado Musso en una salida en la que le dejó los puños a un rival en la cabeza. Él mismo lo arregló con un paradón ante Tovar. El portero se pide otra ronda. Aunque el Baleares aprovechara que el Atleti hizo aguas atrás en esta Copa y acabó pidiendo la hora. Porque Nico atropelló a Keita en el área y cuando se vio ante el punto no hizo como Tovar. Lo metió. 2-3. Los cuatro minutos del descuento fueron un suplicio para un Simeone que solo deseaba que encendieran las luces y este partido se acabase de una vez. Sin dejarle resaca.
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At. Baleares
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13
Julián Rivas
-
4
Jaume Pol
-
17
Guillem Castell
-
24
Alejandro Perez
-
6
Gerardo Bonet
-
3
Iván Serrano
(64′)
-
8
Jofre Cherta
(72′)
-
2
Gabriel Ramis
(64′)
-
22
U. Taffertshofer
-
9
Jaume Tovar
(82′)
-
23
Juanmi Durán
(63′)
- Banquillo
-
20
Axel Bejarano
(63′)
-
11
Miguelito
(64′)
-
31
Bartomeu Ribas
-
7
Mouhamadou Keita
(72′)
-
14
Víctor Morillo
(64′)
-
1
Pablo García
-
16
Carlos Julio Martinez
-
28
Diego Estrada
-
26
Víctor Esteban
-
29
Adrian Catalá
(82′)
-
19
Manuel Morillo
Cambios
Dávid Hancko (9′, Clément Lenglet), Axel Bejarano (63′, Juanmi Durán), Miguelito (64′, Iván Serrano), Giuliano Simeone (64′, Carlos Martín), Víctor Morillo (64′, Gabriel Ramis), Pablo Barrios (65′, Conor Gallagher), Koke (65′, Johnny Cardoso), Mouhamadou Keita (72′, Jofre Cherta), Nico González (81′, Thiago Almada), Adrian Catalá (82′, Jaume Tovar)
Goles
0-1, 15′: Griezmann, 0-2, 19′: Giacomo Raspadori, 1-2, 27′: Gerardo Bonet, 1-3, 71′: Griezmann, 2-3, 89′: Mouhamadou Keita
