El Stade Louis-II vivió una tarde de resistencia, ambición y nervios. El Mónaco, obligado a reaccionar tras tres jornadas sin ganar, encontró por fin el golpe de autoridad que necesitaba ante un PSG líder que llegó confiado pero se estrelló contra el orgullo local. Minamino marcó el gol que desató al estadio y, pese a la expulsión final que les condenó a sufrir, los monegascos defendieron su ventaja con un corazón descomunal para firmar un triunfo que puede cambiar su temporada.
El Stade Louis-II rugió desde el primer minuto, empujando al Mónaco en una de sus noches grandes. El PSG arrancó con el control del balón, imponiendo su jerarquía y su ritmo pausado, aunque sin generar peligro en los primeros compases. El Mónaco, fiel a su plan, presionó muy arriba para incomodar la salida parisina y logró frenar cualquier intento de avance fluido. La tensión creció rápido: en el minuto 12, una durísima entrada de Camara sobre Chevalier encendió a los visitantes, que pidieron roja, pero el árbitro solo mostró la amarilla. Las ocasiones tardaban en llegar y el equilibrio marcaba el guión.
El duelo comenzó a abrirse alrededor del minuto 20. Fabián Ruiz probó desde la frontal con una volea que se marchó alta, y Golovin respondió inmediatamente con un misil desde la distancia que Chevalier blocó con seguridad. El PSG tuvo su primera oportunidad clara en el 26’, cuando Vitinha conectó un gran remate desde la media luna, obligando a Hradecky a una intervención complicada. Pero el Mónaco no bajó los brazos: Minamino, en el 28’, controló un centro picado con clase y remató ajustado, topándose con una gran parada del portero parisino.
El tramo final del primer tiempo fue un toma y daca sin respiro. Kang In Lee rozó el gol en el 32’ con un disparo cruzado que se marchó por poco, pero la respuesta monegasca fue aún más peligrosa: Salisu estrelló un remate al poste en el 33’, generando un escalofrío en todo el estadio. En el 40’, el propio central marcó tras una falta lateral, pero el tanto fue anulado por fuera de juego. Con ambos equipos llegando, creando y rozando el gol, la primera mitad se cerró con un partido completamente abierto y un 0-0 que parecía frágil, a punto de romperse.
Akilouche y Lucas Hernández luchando durante la priemra mitadEFE
El Mónaco salió del vestuario con una determinación feroz, dispuesto a romper el empate cuanto antes. Encerró al PSG en los primeros minutos, pero sin precisión en el último toque para materializar sus acercamientos. Los parisinos no tardaron en responder, y su primera ocasión clara llegó en el 53’, cuando un remate fue interceptado por Salisu. En cuestión de minutos, Kvaratskhelia y Mayulu rozaron el gol para el PSG, firmando dos avisos que estuvieron a centímetros de abrir el marcador. El equipo de Luis Enrique parecía empezar a ganar metros, aunque seguía sufriendo cada balón parado en contra.
A partir del 60’, el Mónaco recuperó el control territorial, moviendo el balón con paciencia aunque sin encontrar el resquicio. Hasta que en el 68’ apareció Minamino para desatar la locura en el Louis-II: el japonés controló un centro dentro del área y soltó un zurdazo perfecto, directo al palo derecho, imposible para Chevalier. El 1-0 liberó al Mónaco, que lejos de replegarse buscó un segundo gol que nunca terminó de llegar. El PSG también tuvo lo suyo: Fabián Ruiz probó desde la frontal en el 74’, pero su intento se marchó desviado.
El partido dio un vuelco en el 80’, cuando Kehrer vio la tarjeta roja por frenar un mano a mano y dejó al Mónaco con diez. Desde ese momento, el duelo se transformó en un asedio parisino. El PSG empujó con todo, encerrando a los locales, que se defendían con uñas y dientes. En el 84’, Dembélé habilitó a Ndjantou con un pase magnífico, pero el remate del canterano salió rozando el poste, la última gran ocasión visitante. Pese a la inferioridad numérica y el acoso final, el muro monegasco resistió y firmó una victoria de enorme mérito. Ahora, el liderato del PSG pende de un hilo: si el Marsella gana esta noche al Toulouse, los de Luis Enrique bajarán del primer puesto.
