
Habían pasado 36 días desde la última vez que el Real Madrid pisó el Bernabéu para disputar un partido oficial. Un ‘destierro’ voluntario que acabó de la peor manera posible: tres empates consecutivos en Liga y una derrota por la mínima en Anfield ante el Liverpool más débil de los últimos 75 años, aunque el marcador pudo ser más abultado de no ser por las intervenciones de Courtois.
El regreso al Bernabéu parecía ofrecer el escenario perfecto para un resurgir. Tras la buena imagen ofrecida en San Mamés, muchos esperaban que el Madrid recuperase su mejor versión. Pero fue solo un espejismo. Ante rivales organizados, con bloque bajo y trabajo colectivo, el equipo de Xabi Alonso se mostró incapaz de dar con la tecla. Y así, en Chamartín se enfrentaron dos realidades opuestas: un conjunto invicto en casa contra otro que solo sabe ganar fuera de casa en Liga. Un cóctel que terminó dictando sentencia al cierre de los 90 minutos.
Kylian Mbappé.Quality Sport Images
El Bernabéu, hasta ahora talismán de Alonso, dejaba de ser inexpugnable. Ocho victorias en ocho partidos, 16 goles a favor y solo cuatro en contra habían sido la carta de presentación del técnico vasco, que vio pasar por su estadio a rivales de primer nivel como Barça, Villarreal, Juventus o Marsella, todos derrotados y desbordados por un Madrid agresivo y dominante. Pero el Celta llegó para desnudar los problemas que el equipo arrastra y poner fin a esa racha.
Un aviso inquietante
Xabi Alonso subió a la palestra blanca con el gesto torcido y la mirada perdida, intentando encontrar cuanto antes el camino hacia la solución de un problema que no deja de crecer… pero el esfuerzo no le alcanzaba. “Todos unidos y sabiendo que se puede dar la vuelta a la situación. Queda mucho y un partido malo en casa se puede tener. La exigencia en este club sabemos cuál es. Las derrotas duelen muchísimo, pero hay que mirar hacia adelante”, confesó.
Cada intento se topaba con paredes defensivas y un Madrid incapaz de imponer su estilo ante rivales cerrados, dejando en evidencia que el entrenador aún no encuentra la fórmula para desbloquear al equipo en los momentos decisivos. El golpe no es solo para la estadística: perder la imbatibilidad en casa antes de recibir al Manchester City de Pep Guardiola lanza un aviso inquietante sobre la capacidad del Madrid de mantener su solidez y sobre la presión que empieza a acumularse sobre Alonso.




