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El Barça gana y convence en Balaídos… y asoma la cabeza en la Liga

Para ir de la noche al día hay que pasar por el amanecer, y en eso está el Barça, intentando asomar la cabeza en el horizonte tras varias semanas de oscuridad futbolística. Los primeros rayos de sol, más metafóricos que nunca en la fría y lluviosa noche viguesa, aparecieron en Balaídos, terreno propicio para las calamidades azulgrana, con dos victorias en sus últimas once visitas, con una victoria convincente que arrojó muchas señales positivas para los de Flick.

Los tres puntos que dibujaron Lewandowski, con su hat-trick, y De Jong, con una lección magistral de dirección de juego para guardar en vídeo, si eso aún existe, sirven además para que el Barça pegue un pequeño zarpazo a la clasificación de la Liga, aprovechando con maestría el tropiezo del Madrid.

Lewandowski, con un ‘hat-trick’, y De Jong, con una clase magistral, dirigen un triunfo al fin convincente

Y eso que empezó un tanto torcida para el Barça la noche viguesa, obligado Flick a hacer un cambio de ultimísima hora en su once ante la baja Casadó, sustituido por Dani Olmo en una apuesta claramente ofensiva. Vistos los precedentes en Balaídos, donde en cada visita azulgrana los goles se multiplican como Gremlins bajo la lluvia, debió pensar el alemán que la situación requería de toda la pólvora disponible.

Hizo bien el técnico porque en la primera parte no hubo tiempo ni para pestañear. Lewandowski, que regresaba al once, no tardó en poner en aprietos a Radu. Fue la primera de muchas del polaco, recuperado definitivamente para la causa. Una dudosa intervención del VAR, considerada por el colegiado como penalti la mano de Marcos Alonso a tiro de Fermín, brindó a Lewandowski la oportunidad de inaugurar el marcador. Se disipaban las nubes y empezaba dando buenas sensaciones el Barça, que enseguida tuvo el segundo pero Rashford, sin nadie a su alrededor, fue incapaz de batir a Radu. Empezó obtuso el inglés, que luego se entonaría.

Borja Iglesias marcó el segundo del Celta

MIGUEL RIOPA / AFP

Fueron segundos de vértigo esos porque en el propio rechace del portero, Carreira agarró el balón, tiró una pared milimétrica en el centro del campo y se plantó ante Szczesny, al que el travesaño sigue pesando más que una mula, para firmar el empate ante la algarabía de Balaídos. No deja su puerta a cero este Barça ni queriendo, son ya diez partidos seguidos encajando.

Quedó un tanto grogui el equipo de Flick, en el que Lamine aún no había aparecido, pero supo templar sus nervios. A pesar de los sufrimientos, la defensa estaba marcando mejor la línea del fuera de juego, y sólo una jugada de escuadra y cartabón la había derribado. Una triple ocasión de Rashford (poste), Lewandowski y Lamine (Radu) confirmó la mejoría azulgrana. Acentuada enseguida, cuando Rashford, ya mejorado, conectó con el rey polaco del gol para rubricar el segundo.

Tras una primera parte de locos, el Barça acierta a serenar los ánimos: parece haber aprendido la lección

Tenía el partido en sus manos el Barça y supo controlar los tiempos, pero un ligerísimo desliz, en forma de desmarque de Jutglà por la derecha, evitado el fuera de juego por milímetros, acabó con el empate de Borja Iglesias, demasiado solo en la frontal. A pesar de todo, las sensaciones estaban siendo buenas, mucho más al estilo de la pasada temporada que al de los desastres de la presente, y el Barça arañó en el añadido el merecido tercer gol. Otra acción que brotó de las botas de Rashford y certificó Lamine Yamal con un derechazo. Nadie se aburre en Vigo con los azulgrana.

Cinco goles, nulo respiro y un montón de emociones se acumulaban en el césped de Balaídos y aún quedaba medio pastel. Más allá del triunfo, uno de los mejores posos que dejó el Barça fue su capacidad para enfriar el partido tras el descanso, claramente voluntaria. Labor en la que De Jong sobresalió comoun gigante, capaz de gobernar la noche como un auténtico murcielago. Ni siquiera su expulsión final enturbia una exhibición de este calibre.

El nuevo escenario, en el que se consumían los minutos sin grandes novedades, con dominio absoluto del Barça, dejaba entrever que quizás Flick ha aprendido la lección y también es capaz de ordenar un poco de calma entre tanto vértigo. Aunque nada de eso impedía que el duelo estuviera aún abierto, no podía renunciar del todo a atacar el conjunto azulgrana, que necesitaba un poco de margen para acabar de respirar tranquilo. Aire que le concedió Lewandowski, cabeceando a gol un córner botado con maestría por el generoso Rashford. El poste impidió que Lamine rubricara la manita pero ya dio igual. El Barça había asomado la cabeza

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