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El viaje esta vez lo da el Atlético

El Atlético es un equipo indescifrable. Que firmó una remontada para ganar sus primeros puntos del ejercicio continental a domicilio, triunfo que supo aún mejor teniendo en cuenta el arreón de última hora del PSV y esa oportunidad postrera con la que pudo consagrarse Obispo, ustedes perdonen, pero sobre todo que lo hizo a lomos de algunos futbolistas cuya presencia en el once se antoja un ataque directo a la paciencia del personal. Porque no se trata sólo de que Molina o Sorloth fueran titulares, sino de que durante un buen rato ofrecieron el catálogo de los despropósitos que quizás se esperaba, pero que en todo caso terminó arrumbado en una esquina del estadio neerlandés.

Gol de Julián Alvarez (1-1) en el PSV 2-3 Atlético de Madrid

Porque el argentino fue fundamental en el segundo gol y porque el noruego asistió para el primero y marcó el tercero, más allá de que ambos elevaran sus prestaciones con el paso de los minutos, lo que por otra parte resultaba prácticamente obligado. Como la dicha nunca es completa, Gallagher y Griezmann aparecieron desde el banquillo para equivocarse en casi todo lo que hicieron, pero con ésas no le dio a la tropa local para rescatar los puntos que tan lejanos le quedaban apenas un rato antes, cuando Pepi no había hecho el segundo y definitivo del PSV tocando a rebato para una colección de saques de esquina final a los que acudió incluso el portero.

Gol de Hancko (1-2) en el PSV 2-3 Atlético de Madrid

La alineación del Atlético ponía los pelos de punta y, efectivamente, el bueno de Nahuel tardó apenas diez minutos en presentar credenciales. Siendo el que rompía el fuera de juego, faltaría más, perdió un segundo en reclamar el fuera de juego, suficiente para que Driouech estuviera fuera ya de su alcance en una carrera por el perfil izquierdo del ataque local que derivó en asistencia para que Til embocara a placer llegando en diagonal. El lateral no había tenido suficiente, por lo que se ve, así que enseguida dejó de nuevo espacio a su par para que se plantara ante Oblak y afortunadamente disparara de aquella manera.

Enseguida apareció Alexander, a la que el Atlético ganó metros y a la que Julián le entregó desde la derecha un caramelo que no supo desenvolver. El cabezazo del noruego resultó nefasto, generando la que luego se comprobaría errónea sensación de que el Atlético había desaprovechado la buena. O las dos buenas, que Molina también se equivocó en el área local, incapaz de controlar una delicia de Koke. Parecía desangrarse la escuadra de Simeone por esas carencias individuales, pero desde lo colectivo el partido iba cambiando a partir de una encomiable presión, esta vez sí, sobre la salida del PSV.

Gol de Sorloth (1-3) en el PSV 2-3 Atlético de Madrid

No supo manejarse ahí la tropa de Bosz, que empezó a perder balones y a defenderlos mal, concediendo primero una serie de disparos a Barrios, lamentando por fin la siesta que se echó Yarek en lo que le llegaba una pelota de su portero, mal asunto si el que husmea por la zona es Giuliano. Cuando el central español quiso darse cuenta, Sorloth andaba asistiendo a Julián para un empate que aún pudo desnivelar el noruego antes del refrigerio si no media mano prodigiosa de Kovar. El PSV ya no llegaba como antes, aunque Driouech había tenido otra por su lado. Al descanso, después de 47 minutos trepidantes, la cosa andaba en equilibrio entre dos equipos desequilibrados, mucho más fiables cuanto más lejos anduvieran de sus respectivas porterías.

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Hasta el punto de que el segundo acto arrancó con dominio local… para que el Atlético firmara dos dianas consecutivas. Un resbalón inoportuno de Dest ofreció un saque de esquina rechazado por la zaga local, pero sólo para que el omnipresente Nahuel sacara un zapatazo de lejos al que Kovar apenas pudo poner las manoplas antes de que Hancko apareciera en el rechazo, antes conocido como rechace. Se disparó la adrenalina rojiblanca, azul esta vez, para que casi de inmediato se dibujara la mejor jugada de la noche, ésa en la que Julián puso la escuadra y Barrios el cartabón, todo ello a mayor gloria del cabezazo cruzado de Sorloth. Sí, Sorloth. Quedaba un mundo y hubo que penar, sobre todo cuando Koke desapareció de la escena, pero esta vez el viaje acababa bien. El viaje, de hecho, se lo llevaba el PSV. El ‘top 8’ aún es posible. Con el Atlético por medio, en realidad, casi todo es posible.

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